La UNESCO celebra el 21 de mayo de 2018, la 18ª edición del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. La diversidad cultural es lo que aporta a nuestra vida su riqueza, color y dinamismo. Es una ventana cognitiva e intelectual y un motor de desarrollo social y de crecimiento económico.
Esta jornada nos invita a ir más allá de la simple constatación de la diversidad y a reconocer los beneficios del pluralismo cultural, entendido como un principio ético y político de respeto igualitario de las identidades y tradiciones culturales.
Se trata, en primer lugar, de la necesidad de proteger las diferentes formas de expresión cultural —lenguas, artes, artesanía, modos de vida…—, en particular las de los pueblos minoritarios, para evitar que sucumban al movimiento de uniformización que acompaña a la mundialización. Todos ellos son elementos esenciales que definen las identidades individuales y colectivas y, por tanto, su protección tiene que ver con el respeto de la dignidad de la persona humana.
Una segunda cuestión es la del acceso a la vida cultural de la comunidad o el país de cada cual. Cabe recordar que este derecho está consagrado en el artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo 70º aniversario celebramos este año: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”.
Más información: Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe