\r\n Hace casi 60 años, un 25 de marzo de 1956, nació María Mayela Padilla Monge. La menor de los 16 hijos de Ananías y Evangelina, creció entre los cafetales del Tablazo de San Ignacio de Acosta; recorriendo montañas, chapaleando entre ríos y quebradas, subiendo a los palos, apeando naranjas y manzanas de agua. No era precisamente la hija del hacendado, pero sería la heredera de una gran riqueza.
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\r\n Lejos de sentir vergüenza de su origen campesino, María Mayela lo vio como una ganancia y empezó a sentirse cada vez más cómoda, a tomarle el gusto, al saberse poseedora de condiciones que la llevarían a los medios de comunicación para dar a conocer todo lo que ella atesoraba: costumbres, tradiciones, leyendas, lenguaje regional, en fin, todo lo que había captado desde la infancia y que desde su adolescencia ya expresaba en poemas y canciones.
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\r\n “De pequeña me di cuenta que Dios me dio un don, que era escribir y captar esas cosas, pero no sabía para qué; luego me di cuenta que era una obligación, un trabajo, llevarlo a los medios de comunicación y dar un mensaje, que es mantener nuestra identidad como país, todo el legado que nos han dado nuestros antepasados”, mencionó.
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\r\n La chiquilla que cantaba en los cafetales de Tablazo de Acosta con una varilla de café en lugar de un micrófono, fue reconocida por su trayectoria y aportes de una vida dedicada a divulgar el folclore del Valle Central, con el Premio Nacional al Patrimonio Cultural Inmaterial Emilia Prieto Tugores 2015, galardón que brinda el Estado costarricense mediante el Ministerio de Cultura y Juventud y que será puesto en manos de esta orgullosa “maicera” el próximo 25 de mayo.
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\r\n Más información: Oficina de Prensa y Comunicación del Ministerio de Cultura y Juventud
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