La Declaración Universal de Derechos Humanos encarna el profundo anhelo de la humanidad en pos de libertad, justicia y dignidad. Este anhelo no surge de una única cultura o tradición, sino que constituye un fundamento común para que todas las personas puedan llevar una vida plena y para que todos los pueblos y todas las naciones puedan vivir en paz.
Este año conmemoramos los 70 años transcurridos desde que las naciones del mundo se unieron para definir ese conjunto completo de derechos humanos universales, inherentes e inalienables.
Nuestra labor consiste en ampliar el derecho a las oportunidades de educación de aquellos que han quedado rezagados, en particular las mujeres y las niñas. Defendemos el derecho a la libertad de expresión y, para ello, denunciamos los ataques contra los periodistas y luchamos contra los mensajes de odio. Todas las personas deben poder beneficiarse de los progresos científicos y sus aplicaciones.
El derecho al agua y al saneamiento, así como a un océano limpio que proteja los medios de vida, es de vital importancia para los derechos humanos y constituye una de nuestras grandes prioridades. Asimismo, la UNESCO protege y promueve la diversidad cultural fundamental, nuestro patrimonio común y las formas contemporáneas de expresión, que constituyen la manifestación suprema de la humanidad que compartimos.
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