Las nuevas directrices operativas de la Convención 2003 para la salvaguardia del PCI, relativas al desarrollo sostenible, buscan impulsar en los Estados Partes, a proteger las prácticas de salud reconocidas por las comunidades como patrimonio vivo y aprovechar su potencial para lograr una atención médica de calidad para todos.
Al mismo tiempo, un creciente número de voces en la comunidad han venido reclamando la necesidad de reconsiderar el papel importante que desempeña la cultura en el desarrollo de una asistencia sanitaria equitativa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) viene desarrollando una serie de reuniones de expertos en coordinación con UNESCO, para reflexionar sobre las intersecciones entre la cultura, la salud y el bienestar. Los debates realizados, giran en torno a la manera de cómo mejorar las políticas de salud pública, teniendo en cuenta metodologías participativas, como el inventario basado en los conocimientos de las comunidades, entre otros temas.
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