Esta tradición marca el inicio del año, cada 1 de febrero, según los propios ciclos productivos de la tierra, y da paso a la revitalización de las tradiciones de esta cultura indígena de Michoacán.
Una vez encendido el Fuego Nuevo, los dirigentes purépechas rememoran su historia y ofrecen un mensaje basado en el pensamiento de sus antepasados, dando paso al Tiempo Nuevo.
Entre los mayas y aztecas, existían varios calendarios que medían los días, los meses y los años, algunos en función del año lunar, otros con base al año solar. Uno era el calendario del año solar de 360 días: el Cempoallapoualli; otro, el Tonalpohualli, entre los mexicas, y el Tzolkin, entre los mayas, utilizado básicamente con fines adivinatorios. Un tercero, el Xiuhpoualli, celebraba cada 52 años, conforme la división de 4 veces 13 años.
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