Un campo de cebada de siete hectáreas acogió a cerca de 150 cosechadores oriundos de 16 comunidades indígenas de Chimborazo. Ellos mostraron cómo cantaban antiguamente el Jahuay durante las cosechas y las diferencias en el dialecto y la lírica de las canciones en cada zona.
El festival premió a los mejores cosechadores con una hoz de oro, a los bocineros con una bocina de oro y a las agrupaciones más originales en sus cantos y en sus vestimentas con un toro y borregos. El objetivo del evento fue rescatar la tradición que se considera patrimonio inmaterial del país.
“El Jahuay ya no se canta en las comunidades porque las cosechas ahora tienen otra dinámica, pero aún hay Taitas y Mamas que guardan ese conocimiento y lo queremos preservar”, dijo Bacilio Pomaina, organizador del evento, que también contó con el respaldo de la Junta Parroquial de Santiago de Quito, la organización Amawtay Wasi, entre otras.
Más información: El Comercio, Ecuador