Los participantes en los recorridos rituales efectuados en la ciudad de La Paz durante la Feria de la Alasita –que comienza el 24 de enero y dura unas dos o tres semanas– buscan y adquieren figuritas de la buena suerte vinculadas al culto de Ekeko, deidad aymara de la abundancia y protectora de la ciudad.
Consagradas luego por ritualistas andinos o bendecidas por sacerdotes católicos, esas figuritas cobran así un nuevo significado para quienes han depositado su fe en ellas a fin de convertir sus deseos en realidad. Los participantes en la feria también intercambian figuritas para satisfacer simbólicamente sus deudas.
La comunidad de practicantes y depositarios de esta tradición cultural abarca un número considerable de partes interesadas, y los habitantes de la capital boliviana participan ampliamente en su celebración, sea cual sea su condición social. Este elemento del patrimonio cultural fomenta la cohesión social, se transmite de generación en generación y estrecha las relaciones familiares.
Más información: UNESCO