Potencialidades del guaraní *
Bartomeu Melià, s.j.
En Palma de Mallorca,
abril/mayo 2013
Asunción , Centro Cultural de España
Juan de Salazar,
martes 7 de mayo 2013
Las lenguas manifiestan su potencialidad en su piel y en las crisis por las cuales esa piel está pasando, de crecimiento, de acné y pecas, de arrugamiento, de brillo y opacidad, hay piel sana y hay piel enferma.
Lo más profundo de la palabra es su piel. Al hablar te veo, y si no hablas no te veo del todo. La lengua es piel y del placer táctil de esa piel de la lengua viene el buen gusto de la lengua y la lengua de buen gusto. Así como las palabras de un diccionario están contenidas dentro de sus tapas, las palabras vivas del hablante están dentro de la piel en la que habitamos; lo que no está dentro de esa piel, no existe; la piel de la lengua es nuestro hábitat. Una lengua despellejada está en peligro de muerte.
La lengua en su tiempo
Toda piel registra cambios y transformaciones que traducen crisis, pequeñas o grandes, superficiales o profundas. La crisis por otra parte es un fenómeno que necesita tiempo. No aprendemos lenguas de un día para otro, ni tampoco las olvidamos de un día para otro. Necesitamos tiempo de exposición e inmersión para decir que la lengua nos ha cambiado. Tanto la evolución como la muerte de una lengua necesitan tiempo, un tiempo largo y monótono, o un tiempo brevísimo como puede ser la muerte, o el paso imperceptible de una gradual desintegración. Pero incluso las lenguas muertas todavía viven si han podido dejar marcas en el tiempo, nunca se han ido del todo. Las lenguas no mueren del todo cuando dejaron huella en inscripciones y papeles.
Porque está en el tiempo, una lengua está en la historia de sus hablantes y de manera subsidiaria en la de sus documentos. La misma está sujeta a alteraciones a veces tan radicales y críticas como los tatuajes. Una lengua tiene historia y tiene historias. Es una ilusión pensar que una palabra será ella misma durante toda una vida; y mucho menos un modo de decir. Pero si las palabras vuelan, también tarde o temprano tienen que posarse en algún soporte que sea común por lo menos a dos personas. El Verbo se hizo carne.
Pieles y tatuajes de la lengua guaraní
Toda la potencialidad de nuestra lengua guaraní ha tenido que sufrir la prueba de la piel expuesta al tiempo, a los rigores del sol y a los vientos del azar.
¿Qué ocurrió, pues, con la piel del guaraní? ¿Qué ocurrió en las varias lenguas guaraníes diacrónica y sincrónicamente hablando?
Diacrónicamente, a la llegada de los “otros” había tantos dialectos guaraníes cuantas parcialidades de las que hablan expedicionarios y conquistadores, devenidos cronistas. En la medida que desaparecieron por guerras, epidemias y malos tratos, desapareció su lengua. Ni siquiera tenemos idea cabal de la lengua de los Carios, pues los primeros documentos que de ella tenemos, son muy sospechosos. El llamado Catecismo de Bolaños no es un texto guaraní, sino en guaraní; es castellano en guaraní; es decir, en el guaraní aprendido por esa masa de mancebos de la tierra que ya no viven como guaraníes aunque hablen esa lengua con mayor o menor justeza.
Es ahí donde se pone de manifiesto el potencial y el límite de la lengua: en la posibilidad de los sinónimos y al mismo tiempo la necesidad o conveniencia del préstamo. De hecho, estamos en una situación de contacto y contraste cultural, cuando tengo que decir cosas que nunca he dicho ni me pasaron por la mente que pudieran existir. En esta situación no se trata de encontrar palabras, sino correspondencia de conceptos. Ese Catecismo, de Bolaños y sus colaboradores, con su 23 palabras castellanas en un texto que consta de menos de 500, es decir, un 5%, es el indicador de lo que será un día el guaraní paraguayo, ese que algunos llaman hoy jopará, pero ya fue tachado de jerigonza y algarabía. Hasta hoy no sabemos cómo decir rey ni reino, estado ni gobierno; ni camión ni avión, ni pluma de escribir ni computadora.
¿Es que el guaraní carece de potencialidad para vivir la vida colonial? ¿Tiene menos potencialidad que el nivaklé o el ayoreo?
Es ahí donde se abre otra vía de explicación. La potencialidad de la lengua no se reduce a ella, sino a los modos de vida de sus hablantes y, en América Latina, al modo como han vivido y viven su colonialidad. Por eso las soluciones lingüísticas son tan diferentes en los Ayoreo, en los Nivaclé y las Nivaché, en los Entlhet y en los Enxet, y aun en esa familia, los Sanapaná, los Angaité, los Toba y sobre todo los Maskoy y los Guaná, que en gran parte han perdido su lengua. Es el caso más claro de que no es la lengua que retiene potencialidades y limitaciones, sino la comunidad de hablantes en sus circunstancias históricas.
Del libro Diálogos de la Lengua Guaraní, Secretaría Nacional de Cultura – Grupo Editorial Atlas, 2019
* Nota tomada y adaptada de la página oficial de la Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay. Ver nota completa: www.cultura.gov.py