El Día de la Tierra, que se celebra cada 22 de abril, nos invita a reconocer la profunda conexión que tenemos con nuestro planeta y a valorar su cuidado como un acto de responsabilidad hacia nosotros mismos y las generaciones venideras. La Tierra es el hogar de los seres humanos y el escenario donde florece la diversidad cultural de la humanidad. Las tradiciones, las creencias y las expresiones artísticas de cada pueblo están profundamente arraigadas a la naturaleza, tomando de ella inspiración, recursos y simbolismos.
Las tradiciones, prácticas, expresiones y conocimientos vivos que se transmiten de generación en generación dentro de una comunidad están relacionadas con la música, la danza, la artesanía, la gastronomía, la medicina tradicional, las creencias religiosas y mucho más. A menudo, estas tradiciones que son pilares de la identidad cultural y brindan un sentido de conexión con la tierra, están profundamente arraigadas en el entorno natural y dependen de él para su supervivencia.
Ejemplo de prácticas ancestrales:
Las comunidades han desarrollado un rico legado de prácticas tradicionales que perduran a través del tiempo. En la agricultura, destacan los andenes, un sistema de terrazas prehispánico en los Andes que aprovecha las laderas para crear microclimas y cultivar una diversidad de productos. En la Amazonía, encontramos la chacra, un sistema de cultivo rotativo donde se despeja un área pequeña de bosque, se cultiva por uno o dos años y luego se deja en barbecho para recuperar la fertilidad del suelo. Ambas técnicas se caracterizan por el uso de variedades locales de plantas adaptadas a las condiciones climáticas y la biodiversidad del ecosistema.
Artesanía: Los textiles, elaborados con lana de alpaca, vicuña y llama, plasman la cosmovisión de los pueblos con representaciones de animales, plantas y figuras geométricas. La cerámica, hecha a mano con arcilla y cocida en hornos de leña, y la cestería, que utiliza fibras naturales como totora, junco y chonta, son ejemplos de la destreza artesanal de nuestros pueblos.
Medicina tradicional: Un vasto conocimiento transmitido de generación en generación a través de la tradición oral. Se utiliza para tratar una amplia gama de enfermedades y abarca prácticas como el chamanismo, que busca la sanación del cuerpo y espíritu mediante rituales, cantos y plantas medicinales; la partería tradicional, una práctica ancestral de asistencia al parto realizada por mujeres que emplean técnicas naturales para aliviar el dolor y cuidar la salud de la madre y el bebé; y diversos rituales y celebraciones que conectan a las comunidades con la tierra, marcando ciclos agrícolas, agradeciendo las cosechas y honrando a los espíritus de la naturaleza.
Sin embargo, muchas de las actividades humanas han generado un impacto significativo en el planeta, poniendo en riesgo no solo la biodiversidad y los ecosistemas, sino también a los mismos seres humanos, en especial a las poblaciones más vulnerables, quienes ven afectada su vida por la deforestación, la contaminación y el cambio climático, imposibilitando el acceso seguro a sus derechos básicos como es el acceso a agua limpia, aire puro, alimentación, un ambiente sano y recursos naturales, todos ellos como pilares fundamentales para una vida digna.
Los grupos más vulnerables, como los pueblos indígenas, afrodescendientes y las comunidades marginadas, son a menudo los más afectados por la degradación ambiental y el cambio climático. Es fundamental proteger sus derechos y garantizar su participación en la toma de decisiones relacionadas con el medio ambiente.
Un planeta sano es esencial para garantizar el derecho a la vida, la salud, cultura y un desarrollo sostenible. Al trabajar juntos para proteger el medio ambiente, podemos garantizar que la supervivencia de las personas no se vea amenazada y que las tradiciones vivas continúen enriqueciendo nuestras culturas, conectándonos con nuestro pasado, presente y futuro y que las generaciones venideras las practiquen y disfruten de ella.