Kasane, Botsuana – El aire zumbaba con emoción en la sala de conferencias. Tras intensas deliberaciones, el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) anunció uno a uno durante dos días las expresiones de nuestro continente que fueron reconocidas y salvaguardadas para la eternidad en las listas de la UNESCO.
Un poncho paraguayo, tejido por mujeres con la tradición de 60 listas en la ciudad de Piribebuy, se alzó como símbolo de identidad en la Lista de Salvaguardia Urgente. Su historia de resiliencia resonó en la sala, un recordatorio de que las comunidades son las verdaderas guardianas de su patrimonio.
Las buenas prácticas también brillaron. El Programa de prácticas de salvaguardia del PCI para el Festival Cultural y Ecológico de la Tortuga Marina de Armila, en Panamá, demostró que la comunidad puede ser la protagonista de la conservación. Y desde Venezuela, los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes del Caucagua recibieron un merecido reconocimiento por ser núcleos de transmisión de saberes y valores comunitarios.
Pero la fiesta no se baila sola. El bolero, ese canto de identidad, emoción y poesía, unió a Cuba y México en la misma lista. Sus melodías traspasaron fronteras, demostrando que el patrimonio no tiene límites cuando se expresa con el alma, bajo un ritmo que une a todo un continente.
Pero la fiesta no terminó ahí. El aroma del ceviche peruano inundó el ambiente al ser inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Su fusión de sabores, tradiciones y saberes ancestrales conquistó paladares y corazones, un testimonio de la creatividad culinaria que nos define y nos enorgullece.
Desde las alturas potosinas llegó el Ch’utillos, una danza que fusiona ritmos indígenas y europeos en la Fiesta de San Bartolomé y San Ignacio de Loyola. Sus pasos contaron historias de sincretismo cultural, de un pueblo que abraza sus múltiples herencias, de un pueblo que con resiliencia ha sabido sobreponerse y trascender sus costumbres.
La partería no podía quedar atrás. Desde Colombia hasta Eslovenia, pasando por Nigeria y Chipre, se reconoció la sabiduría compartida de las parteras, esas guardianas de la vida, que dan la bienvenida a las nuevas generaciones con amor, entendimiento y conocimiento ancestral. Su inclusión en la misma lista fue una ovación a la universalidad de esta práctica invaluable e imperecedera.
Siete victorias, siete expresiones que ondean con orgullo la bandera de Latinoamérica. No solo son reconocimientos, son unión, son compromisos. Son cantos a la diversidad, a la memoria colectiva, a la fuerza de nuestras comunidades, de nuestras portadoras y portadores. Son gritos que nos recuerdan que nuestro patrimonio es un tesoro que debemos proteger, transmitir y compartir con el mundo.
Desde Kasane, resuena el eco de la tradición. Latinoamérica levanta la voz, baila, canta y saborea su propia esencia. Y el mundo escucha, porque hoy, la cultura inmaterial de nuestra región – Latinoamérica, ha conquistado un lugar en la historia de la humanidad.
Kasane 2023