Píllaro, un pequeño poblado del centro de los Andes ecuatorianos, se convirtió esta semana en un metafórico infierno al ser ocupado por cientos de diablos, que con amenazadores cuernos y colmillos emergieron para danzar incansablemente
06 enero 2012
Píllaro, un pequeño poblado del centro de los Andes ecuatorianos, se convirtió esta semana en un metafórico infierno al ser ocupado por cientos de diablos, que con amenazadores cuernos y colmillos emergieron para danzar incansablemente