Las tonadas, cuecas y décimas, y el raspado de una guitarra criolla, son las armas con las que las cantoras del norte neuquino luchaban –y luchan– por mantener viva una herencia llena de historia e identidad.
Ellas son mujeres, viven en distintos puntos del gran norte de la provincia y comparten una pasión que heredaron de sus madres o abuelas, pero también, en algunos casos, de los varones de su familia: la música. Pero en especial esa música que refleja la esencia de sus vidas y las realidades con las que conviven en el campo.
Las cantoras grabaron la primera parte de un inédito proyecto musical; además, registraron el proceso en un micro documental. Las piezas permitirán preservar, valorizar y divulgar el patrimonio cultural inmaterial de la provincia.
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